martes, 26 de mayo de 2009

Felicitas > No es cierto que el amor muera

“Aquel que camina una sola legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral.”

La historia de Felicitas Guerrero llegó a mí hace más de veinte años. Un breve relato de la misma señala a una joven mujer, reconocida por su incomparable belleza y heredera de una inmensa fortuna, asesinada por su amante en Buenos Aires, en un tórrido verano, allá por enero de 1872. Esta breve descripción de los hechos disparó mi curiosidad y mi imaginación. Me pregunté porqué soy tan propensa a interesarme por la tragedia, porqué me produce tanta intriga y fascinación un crimen pasional. Porqué el amor y la muerte aparecen con insistente frecuencia en mis escritos. La decisión de hacer una película sobre su drama estaba tomada.

El espíritu del Siglo XIX se ha caracterizado por el acento dramático de un romanticismo heroico y exaltado. Infinitos relatos y cartas de hombres y mujeres que habitaron nuestra tierra así lo atestiguan. La familia patriarcal -que fue también la mía- funcionó como un paradigma de la sumisión, y mi ser mujer confrontó en un mundo dominado por los hombres, junto a mi pasión por las historias de amores imposibles. Debí atravesar múltiples experiencias personales antes de abordar este film, que demandó un arduo proceso de seis años hasta alcanzar el guión definitivo que acompaña este libro.

En una era dominada por las comunicaciones vivimos atravesados por un mundo que, paradójicamente, promueve el individualismo, la inmediatez en la concreción de los deseos, el erotismo exacerbado, la incomunicación y la ilusión de atrapar la juventud eterna. Un mundo que parece haber olvidado la responsabilidad -y el júbilo- que encierra el compromiso del amor.

Felicitas me plantea, pues, el desafío de una historia épica donde el amor heroico convive entramado con la acción, la intriga y la más absoluta desolación. Elijo narrar a Felicitas y a Enrique amándose, más allá de los impedimentos, más allá de la larga y dolorosa separación, más allá -aún- de la obediencia y de las desafortunadas decisiones, ajenas a la voluntad de ambos, que trastocaron un destino. Sé que solo así puedo abordarla porque -sospecho- el misterio encierra un gran amor.

La pasión me impulsa, como un motor incansable, en todos los ámbitos de la vida;me considero una romántica incurable. La historia de amor de Felicitas y Enrique se ajusta, con precisa fineza, a mis deseos de bucear en la complejidad de sus reglas inamovibles, en lo inevitable, en su sino trágico.

Hace ya muchos años que, influenciada por el cine de María Luisa Bemberg y habiendo tenido a “Camila” entre mis proyectos, sueño con una gran historia, con un relato que amalgame, generosamente, sensibilidad, romanticismo e infortunio. Así, vuelvo una y otra vez a “The Piano”. Me inspira esa intimidad penumbrosa de los personajes, en contraste con aquellos amplios planos de esa tierra salvaje sobre el mar. Viene a mi memoria "Sensatez y Sentimientos" y sus mujeres. Ellas, que esperan al hombre, lo desean en silencio o a viva a voz, sufren el camino inesperado del amor y nos brindan exquisita emoción. Asimismo "Fanny y Alexander", sus colores, sus texturas, lo que sucede por debajo de una apariencia bella; la descripción precisa y realista de la muerte. Fijo los rituales, los gestos, las costumbres, lo simple y reconocible, la vida misma. Y por supuesto Lorca, el gran poeta, siempre presente en mis reflexiones: la sangre que llega al río, el calor de la pasión que arrasa con uno, ausentándose el espacio para el reposo. Arranca de raíz el equilibrio, sin concesión alguna.

Felicitas me habla de mis antepasados. Ella me ha elegido. Quiere que cuente su historia, y le estoy agradecida. Me impongo develar su espíritu, el de su alma en pena, el de una mujer a la que le es negado el derecho a elegir su vida, sometida a la imposición del Pater. Felicitas, una niña-mujer demasiado joven para ver y comprender lo que está en juego cuando no planifica con acierto la fuga, el límite, la conexión única que ofrece la libertad.

Ella me habita. Me siento tomada por sus propios sentimientos, sufro su pena. Me conmueve esa joven pura e inocente, inmersa en sueños, frágil de toda fragilidad en su amor por Enrique. Y al decir de Flaubert, yo también soy Felicitas.

El compromiso que supone entregarme a la realización de este film lleva implícito la manifestación de cada faceta de mi ser. Estoy decidida y enfocada con el descubrimiento que ello conlleva. Su fantasma me persigue. El mito urbano, creado a partir de su muerte, me subyuga.

Han transcurrido más de veinte años. Los obstáculos en la realización fueron innumerables. A pesar de ello me negué enfática y persistentemente, en este largo camino, a que se interpusieran o disiparan el centro de mi atención. Dicen que sólo así se consigue la libertad absoluta puesto que una, lejos de estar sola, involucra y atrae el infinito poder organizador del Universo.

Teresa Costantini
Mayo de 2009

Buenos Aires Producciones

2 comentarios:

  1. buenisimo la publicacion, le diria a teresita que se valla a cagar

    ResponderEliminar
  2. pelicula de mierda, hace 2 horas que la estoy investigando y no encuentro nada

    ResponderEliminar